Lograr un crecimiento económico con bienestar social es posible, sumando esfuerzos entre gobierno y empresas (usando políticas públicas abiertas y responsabilidad social corporativa); e implementando propuestas coadyuvantes, viables en el tiempo y con alcance regional.
Como instrumentos impulsores de la movilidad social que permitan salir, a la población, del largo periodo de pérdida de bienestar; y mitigar los efectos visibles de la desaceleración económica.
Primero, los síntomas y signos están identificados.
La crisis financiera 2008/2009 aumentó y redistribuyó el número de personas en pobreza por ingresos, tanto en países con PIB per cápita bajo, como de nivel alto y medio.
La recesión del bienestar la confirma el Índice de Progreso Social 2023 (170 países). Donde 77 se estancaron (México), 61 disminuyeron significativamente y el 80% de las personas perdieron calidad de vida en salud, nutrición, agua, saneamiento, vivienda, educación, medio ambiente y derechos.
Segundo, México ha perdido bienestar social.
El CONEVAL lo anticipó en 2023. Evidenciando un aumento de la vulnerabilidad por carencias sociales (15 millones de personas sin acceso a servicios de salud y otras con rezago educativo y sin servicios básicos en vivienda).
El Índice de Competitividad 2024 comprobó que 18 de 32 estados retrocedieron o permanecieron igual y, los de competitividad muy baja, enfrentan tanto la pérdida de bienestar descrita, como una mayor informalidad laboral y un PIB per cápita insuficiente.
Tercero, el diagnóstico no es herencia, y urge a resolver la desigualdad de oportunidades.
Una opción proviene de la renovación de la Presidencia de la República y del Poder Legislativo, para fortalecer la política pública de planeación nacional del desarrollo, con visión regional y con eficacia mutua (crecimiento económico con bienestar social).
Otra posibilidad emana del sector privado. Creando más empleo formal, para abatir el precario ingreso laboral generado en la informalidad.
Así mismo, las empresas contribuyen a resolver problemas colectivos mediante la responsabilidad social corporativa. Mostrando su rostro humano a las y los trabajadores, en su entorno familiar y comunitario.
Respecto a las propuestas coadyuvantes gobierno/empresas, se proponen:
-Atraer inversiones (nearshoring) asegurando gas natural, electricidad y agua
-Mantener una política salarial justa e igualitaria a las mujeres
-Garantizar la diversidad e inclusión social en el empleo
-Concretar alianzas globales en salud a mujeres, adultos mayores, personas con capacidades diferentes y niños
-Ofrecer servicio médico gratuito en zonas marginadas
-Disponer comedores saludables en empresas y escuelas públicas
-Impulsar la escuela virtual en educación básica y medio superior
-Ofrecer becas por desempeño académico en educación superior
-Disminuir la huella de carbono capacitando a hogares y microempresas
-Desarrollar infraestructura social de agua y saneamiento en acceso y suministro diario
-Facilitar la captación de agua pluvial en viviendas, negocios y comercios
-Proteger los derechos humanos en la cadena de proveedores
-Consolidar una red de empresas socialmente responsables en las zonas metropolitanas
-Facilitar créditos sin intereses en mejora de vivienda a las y los trabajadores
-Promover capacitación laboral gratuita para el empleo por cuenta propia
-Impulsar el primer empleo a egresados de escuelas técnicas y universitarios
Concretar lo anterior exige salir del mapa mental de actos de buena fe, que propician ineptitud y reproducen la desigualdad económico/social y los conflictos.
Si es posible alcanzar una mayor justicia comunitaria con la eficacia gubernamental y corporativa, a través de proyectos regionales que apuntalen un crecimiento económico con bienestar social, en espacios territoriales más amplios que impacten el presente y el futuro.
Tenemos que heredar un mejor país a las nuevas generaciones. Si lo podemos lograr.
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