Nunca tomo llamadas de números que no conozco, menos por vía WhatsApp, pero en esta ocasión ví que en la pantalla se leía “Carlos”, y aunque tengo muchos contactos con ese nombre decidí responder y vaya sorpresa, era nada menos que el Novato del Año de los Tiburones Rojos de Veracruz de la temporada 1989-90, Carlos Barra Díaz.
Con Carlitos me une una amistad más allá del futbol porque se trata de un tipo muy sencillo, amable, carismático y muy agradecido con su entorno.
Bueno, basta decir que fui de los pocos periodistas a quien invitó a su boda a donde acudimos no solo a la boda religiosa, sino a la magna recepción.
Cuando Carlos pasó de Veracruz a Cruz Azul a sabiendas de que somos azules, me obsequiaba prendas de la época que aún conservo, sin que hubiera una petición de por medio.
Así que ya cuando entablamos el diálogo con los saludos correspondientes, me invitó a su homenaje que el nieto del legendario futbolista Luis “Pirata” Fuente realizaría en su honor, claro, bajo el marco de la inauguración de la liga que lleva el nombre de su abuelo.
No fuí solo yo, fuimos todos los que formamos parte de su etapa como futbolista en aquellos años maravillosos para Carlos Barra Díaz, bueno, hasta Pancho Alonso fue desempolvado, singular personaje que le dio un toque diferente con sus comentarios desde su trinchera, al tema Tiburones Rojos de Veracruz.
Sin duda fue un día brillante, de mucha luz, tal como irradiaba el nacido en Entabladero, localidad ubicada en el norte del estado de Veracruz.
Enhorabuena Carlitos, a quien obra bien le va bien en la vida, por eso le ha ido excelente.
Honor a quien honor merece.
En menos de tres días tuvimos que remitirnos a la época en la que iniciamos nuestra labor como periodista deportivo, ya que tras la celebración con Carlos Barra, nos enteramos la fatal noticia de la muerte de Omar Palma, el “10” escualo durante tres temporadas desde la mágica 1989-90.
El futbolista argentino se debatía entre la vida y la muerte, pero finalmente tras un colapso cardiovascular sucumbió en el partido más importante de su vida.
De Omar tenemos los mejores recuerdos, era un tipazo en su trato, muy “desastroso” con sus compañeros pero muy respetuoso con la prensa.
Y como futbolista, el mejor de la época en el futbol mexicano, no solo su talento para conducir el balón, sino para cederlo al mejor ubicado.
Me quedo con dos de sus goles, un gol olímpico a Tigres y aquella obra de arte cuando quitándose rivales merengues como soldaditos desde su propio terreno, marcó gol al Real Madrid en aquel cuadrangular donde también tomaron parte Botafogo de Brasil y Pumas de la UNAM.
Destacar que de ese cuadrangular se eligió técnico escualo para la temporada 90-91 en la persona de Eduardo Antunes Coimbra, hermano del astro Zico, quien solo duró seis jornadas hasta que volvió don Roberto Matosas.
Lo demás ya es una historia que usted, que peina canas, ya conoce.
Como lo ha intentado en el equipo de beisbol, el Águila de Veracruz lo replica en la plantilla de softbol femenil, buscando potenciarlo en todos sentidos y para ello en esta próxima campaña probarán con un nuevo piloto.
Para tal fin se decidieron por el venezolano Argenis Rodrigo Blanco, con amplio bagaje internacional que lo ha llevado a obtener triunfos en Europa, concretamente en Italia donde ha alcanzado logros dignos de destacar y que le han valido su permanencia en el Viejo Continente.
El nuevo manejador de softbol llega a Veracruz, una plaza siempre singular por su exigencia deportiva. Suerte.
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