Para los conocedores del tema, la judicialización de la elección en Veracruz, es inevitable por muchas razones.
Los escándalos y denuncias de presunta corrupción de los principales contendientes y la intervención de funcionarios estatales y municipales en el proceso, darán espacio para que las demandas se presenten en los tribunales electorales en los próximos días.
No será la primera vez que esto ocurra en un estado de la República Mexicana. Es más, es parte del proceso natural para culminar, de manera legal, una elección y dictaminar un ganador.
En las últimas elecciones en entidades del país, hubo dos estados relevantes cuya definición de resultados llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN):
Estado de México: En las elecciones de 2023, la candidata de Morena, Delfina Gómez, puso fin a casi un siglo de gobierno del PRI en esa demarcación. Hoy su contrincante principal ya está en Morena.
Coahuila: En las mismas elecciones, el PRI conservó la gubernatura de Coahuila, luego de un largo un proceso judicial electoral.
La judicialización de una elección es un mecanismo legítimo para resolver disputas electorales, sus consecuencias pueden ser amplias y variadas.
Sin embargo, cuando se carece de sistemas electorales robustos y transparentes y los organismos políticos documentan violaciones e irregularidades en las votaciones, es inminente la necesidad de impugnar en los tribunales y que las instituciones judiciales sean las que decidan al ganador.
Tribunales judiciales que, desafortunadamente, en nuestro país están jugando un papel más político y poco independiente donde lo cuestionable es su capacidad para resolver disputas de manera justa y eficiente.
Es claro que cuando una elección llega a los tribunales, la percepción pública de la legitimidad del proceso puede verse seriamente comprometida.
Los ciudadanos pueden perder confianza en el sistema electoral y en la imparcialidad de las instituciones encargadas de supervisarlo.
Además, habrá de considerarse la alta polarización política que existe en muchas regiones del país, sumando que el crimen organizado tiene un interés directo en los resultados electorales.
La judicialización de una elección puede convertirse en otro campo de batalla para los partidos políticos, que podrían intentar influir en los fallos judiciales mediante intimidación o corrupción.
Esto no solo pone en riesgo la seguridad de los funcionarios judiciales, sino que también puede desvirtuar la justicia.
Estos son los riesgos que tiene el estado de Veracruz, luego de la batalla postelectoral, independientemente de quién obtenga el triunfo.
Quizá venga lo más complicado del proceso electoral jarocho, si la diferencia entre el primero y el segundo no es sustancialmente importante.
Lo que hace unos meses parecía una elección para la gubernatura con amplia ventaja para Morena en el estado de Veracruz, en las últimas semanas se ha convertido en una pelea muy cerrada, donde ni el brujo mayor de Catemaco se arriesga a dar un ganador.
Ayer en Xalapa, Enrique Marthen refrendó su predicción de México, será gobernado por una mujer. Y además, respecto a la gobernatura marcó una indecisa apuesta sobre quién estaría sentado en los próximos seis años en la silla estatal.
Por un lado, aseguró que había dos tendencias de acuerdo a sus predicciones, una que la ganaba Pepe Yunes, aunque no descartaba que el resultado también pudiera favorecer Rocío Nahle asegurando que hay “algo sucio que pueda darle la victoria por la influencia humana en los partidos políticos”.
La del Brujo Mayor forma parte de la charlatanería que en las últimas semanas han surgido y publicado sobre todo en redes sociales, con las llamadas encuestas donde dan ventajas hasta de 30 puntos al exsecretaria de Energía.
Lo cierto es que va a ser una elección muy competida, tan es así que ni el Brujo Mayor se arriesga formalmente a marcar una victoria, incluso hay quien asegura que su aparición, forma parte de un acto propagandístico en momentos en que ya la campaña electoral terminó.
De filósofo Kantiano, la declaración que esgrimió el alcalde de Coatzacoalcos, Amado Cruz Malpica, luego de la protesta con tintes políticos que por falta de agua realizaron algunos liderazgos de la oposición en el palacio municipal el miércoles pasado.
“La desesperación es una pasión humana comprensible en momentos políticos como el que se vive; respeto la manifestación de las ideas”, dijo el edil quien apostó en su respuesta más a tratar de entender la naturaleza del ser humano como lo hacían los metafísicos que lanzarse a la confrontación política directa.
Seguramente pasando el momento electoral, Cruz Malpica tendrá muchas cosas que decir del proceso electoral, de la ciudad y hasta de su futuro, habrá que estar muy atentos.
joluperezcruz@hotmail.com
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