¿Qué está pasando con la seguridad y el estado de derecho? El problema es general, es en todo el país la falta de confianza en las instituciones de seguridad pública y de tránsito.
Así, como en las de procuración y administración de justicia.
Se trata de que la población, no sólo está a merced de la delincuencia común en las calles y carreteras, sino que además se deben enfrentar a lo insospechado de los abusos de autoridad de las instituciones en los tres ámbitos de gobierno.
Y el riesgo es generalizado y precisamente se siguen los mismos protocolos o procedimientos de antes con la desconfianza hacia los ciudadanos, y la población que los convierte en seres humanos vulnerables a lo incierto de salir a las calles o carreteras en vehículos particulares.
El otro problema, que se pierde en el mar de las profundidades de los laberintos del poder oficial, es que existe una animadversión a aceptar la realidad de la situación y sólo cuando se documentan los hechos hoy, con la moderna tecnología de avance es que se puede evidenciar el abuso de poder.
Y parafraseando a Sor Juana Inés de la Cruz en sus famosas Redondillas, en la corrupción es tan culpable “el que peca por la paga o el que paga por pecar”.
Y esto, dicho en el sentido de que es más peligroso en las estadísticas, ser víctima de un uniformado o servidor público, que de un delincuente común.
Aquí, es como si el supuesto representante del orden tuviera como en las películas licencia para matar o licencia para abusar.
En todas las épocas en varias décadas de la situación, los abusos de autoridad no se han podido controlar con todo y que se instituyó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos a nivel federal y también en los estados, lo que significa que estos organismos ahora también son víctimas del propio poder al convertirse en entes incómodos y hasta peligrosos para los que gobiernan.
Por lo mismo, sigue en avance el grado de ilegalidad y la percepción de que cada día se pierde más el Estado de Derecho, ante la condición de que no se quiere respetar el orden jurídico, normas y reglamentos, y las reglas de convivencia menos.
Pero, la luz al final del túnel se encuentra en los niños y jóvenes, y en todos aquellos adultos, sobre todo mayores que cumplen a cabalidad con todos los temas de recaudación del gobierno atendiendo al pie de la letra el cumplimiento de los relativo al pago normal de impuestos, derechos, productos y aprovechamientos, además de las nuevas generaciones de ciudadanos estoicos y blindados ante la corrupción, además de preocuparse por el respeto al imperio del derecho, se abstienen de caer en dar el mal ejemplo
Un problema común de todos los conductores de vehículos es que deben cumplir con licencia vigente, verificación y placas de circulación autorizadas.
No se pasen los altos, respeten el límite de velocidad y no se estacione en lugares prohibidos, sobre todo en donde existe el señalamiento.
Hay que respetar las rampas de minusválidos y traer el seguro del vehículo vigente y la tarjeta de circulación y el cinturón de seguridad.
No quiere problemas, pida su taxi o súbase al transporte público.
También, si va se viaje utilice el transporte público que está en excelentes condiciones y evitar riesgos mayores.
Cumplir con todas las disposiciones evita complicaciones.
Aquí hay dos premisas como decía el entonces gobernador veracruzano, Javier Duarte a los periodistas, “pórtense bien”, y también el Conde de la Cuenca del Papaloapan, “lo que se paga sale barato”.
Esta es la encrucijada al dilema de la autoridad y como decían siempre los expertos sabios en las familias, “lo derecho no tiene vuelta”.
La escalada de desesperación de la población al sentimiento y percepción de inseguridad, corrupción y violencia, está más dirigido a qué falta mayor aceptación a las tarea de las autoridades o servidores públicos.
El problema se recrudece más, cuando no hay respeto a la división de poderes, y por eso es que a juicio de la población se ven a muchos personajes del servicio público que emulan a Nerón, aquél desalmado emperador Romano, y no precisamente al perro de una colonia al que ponen ese nombre ya común, sino más bien por aquellos personajes que en aras de gobernar se olvidan de que el poder que ostentan emana del pueblo y no sienten el dolor al que se somete a la gente en todas las instancias de las oficinas gubernamentales, cuando actúan mal.
Y como decía el extinto candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, “veo un México con hambre y sed de justicia”.
Pero, en la excepción a todos los servidores públicos honestos y cumplidores de la ley, un gran reconocimiento al mérito ciudadano y al buen ejemplo diario.
Con afecto al maestro y magistrado en retiro Heriberto Sánchez Vargas, director fundador de la carrera de derecho de la Universidad Cristóbal Colón, cumpliendo ya 45 años en la formación de abogados.
Y en recuerdo de los once egresados de la primera generación de Derecho de la UCC, en especial del licenciado Armando Gálvez Pérez-Aragón (+) y de los primeros 26 alumnos inscritos en aquél tiempo para cursar la profesión de mayor formación humanista en el orbe, bajo la rectoría del padre Antonio Torrente Viver (+). Así las cosas.
Nosotros | Publicidad | Suscripciones | Contacto | Aviso de Privacidad
Reservados todos los derechos 2024 |