Vaya que cuando el escándalo rodea a una familia, hasta remolino se hace en el arroyo.
Y es el caso del senador Miguel Ángel Yunes Márquez a quien se le ha bautizado como el 86. Y es que en un giro inesperado traicionó a su partido político, el PAN, e ignoró las súplicas de su amigo Marko Cortes y en menos de lo que canta un gallo desconoció a la perdedora Xóchitl Gálvez junto a todo el equipo de la derecha, quienes fueran arrollados ante la embestida aplastante de morena.
Pero el 86 –como lo apodaron sirios y troyanos- no está haciendo ningún favor a la patria, al contrario, sus votos tan solo son un pequeño pago ante tanto daño que ha hecho junto con su clan, a México y a Veracruz, como lo reafirmó por la mañana de este jueves, otro traidor, pero de Morena, y que regresó al PAN, el diputado federal, Germán Martínez.
La vida escandalosa de la familia Yunes la han llevado a escala nacional, tanto en las instituciones y gobiernos en que han participado. La mayoría de analistas los han encasillado en sus características: la intriga, el fraude, el escándalo y la infidelidad en todos los sentidos.
Solo basta recordar cómo fue arrastrada la economía del ISSSTE, el gobierno municipal del Puerto de Veracruz con Fernando al frente, y del gobierno del estado qué decir. Solo necesitaron dos años. Así que los votos emitidos por el 86 son apenas un pequeño abono al daño que han causado al país.
Pero no todo es miel sobre hojuelas, también conocen la fuerza del poder y sobre todo la agudeza de las mujeres y en ese sentido han ido con cautela ante la gobernadora electa Rocío Nahle, quien ya les dijo abiertamente que ella no tiene compromiso alguno con ellos y que en el territorio jarocho Morena se reserva el derecho de admisión ¿Así o más directo?
Las puertas están cerradas en Morena y en Veracruz. Y si pensaran que no va en serio, que le pregunten al diputado Sergio Gutiérrez, “Gutierritos” que en su loca aventura tuvo la osadía de meterse sin ton ni son al estado y ni siquiera logró ganar en una interna la delegación municipal del partido.
Es la hora en que nunca se entendió cuál era su estrategia, qué proyecto perfilaba y cuál fue la razón de pisar arenas movedizas para este personaje y ahogarse en su propio proyecto sin pies ni cabezas.
El 86 –aseguran sus nuevos amigos y los enemigos azules que eran sus amigos- acude feliz y gustoso a las sesiones del senado, se placea con todos, ahora los llama amigos y no viejos guangos, se abraza y levanta la mano y en forma mágica se le olvidó el malestar en la columna vertebral.
No hay duda que seguirá aprobando las reformas, y que seguirá acudiendo a fiestas y bodas o a eventos deportivos como la final del Open Miami, según trascendió, sin ningún impedimento en su salud la que tanto usó como excusa en el proceso judicial en su contra.
No obstante, el clan sabe muy bien que el control de Morena en Veracruz lo tiene la militancia, una de las más duras y exigentes de México, así que seguramente en el 2025 conocerán que las candidaturas, acuerdos y encuestas pasarán por el escritorio de palacio en Xalapa donde difícilmente tendrán el visto bueno.
Más que difícil, podría decirse es una garita infranqueable, con un veto natural a personajes que quieran incrustarse en medio del chapulineo que acostumbran.
Mientras tanto, los veracruzanos pondrán especial atención en cómo gobierna la primera mujer en la entidad y por supuesto, en los resultados para Veracruz.
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