Este domingo un tren cruzó el Istmo de Tehuantepec. Salió por la mañana de Salina Cruz y llegó con la puesta del sol a Coatzacoalcos. Y a bordo de ese viaje histórico venía el presidente Andrés Manuel López Obrador.
¿Qué tiene de histórico este viaje, si miles de trenes han cruzado el Istmo desde que se inauguró la vía férrea en 1907?
Primero, porque este domingo fue la supervisión del nuevo trazo de la ruta transístmica. Ya no son las vías que mandaron a poner a principios del siglo pasado, sino un nuevo tendido, con tecnología de construcción moderna y una ruta que evita lo más posible las curvas, las pendientes y las zonas habitadas.
Resultado de esta supervisión, este lunes quedó inaugurado el cruce para trenes de carga y en diciembre, se anunció, será el de pasajeros.
Y justo ese es el otro carácter histórico: en diciembre volverá la ruta de pasajeros que unirá Salina Cruz y Coatzacoalcos ya no sólo con contenedores o carga a granel, sino con personas. Las locomotoras y carros de tren ya están llegando por barco desde Reino Unido.
La integración humana del Istmo, que ha dado forma a la sociedad del sur de Veracruz se reencontrará con uno de sus orígenes: el tren.
Los que somos del sur: ¿Quién no tiene un amigo, una amiga o un pariente del Istmo? ¿Y quién se pone melindroso para comer comida de Oaxaca? ¿Quién no reconoce de inmediato las notas de una música del Istmo? ¿Quién no identifica el zapoteco cuando lo escucha hablar, aunque no sepamos lo que dicen?
Hay otra razón por la que el viaje en tren de ayer fue histórico: porque representa la palabra cumplida de un Presidente que desde el 2018, antes de tomar posesión, dijo que el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec sería uno de los proyectos estratégicos para sacar adelante al sureste del país.
Creo, sinceramente, que todavía no hemos dimensionado lo que significará este legado de AMLO en los próximos años, incluso después de que Andrés Manuel haya dejado la Presidencia. El impacto de este renovado ferrocarril será de beneficios para Veracruz y Oaxaca en las décadas por venir.
Por cierto, que con el presidente venían dos invitados muy importantes para Veracruz: el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y la secretaria de Energía, Rocío Nahle García. Testigos y protagonistas de este capítulo del avance del país.
Para cerrar con broche de oro, el Presidente encargó el tren a la Marina, para que no acabe privatizado como cuando Ernesto Zedillo le vendió los trenes a sus cuates.
Ayer, cuando el tren cruzó el Istmo, México cruzó a una nueva era en la historia de sus ferrocarriles.
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