El mando está a punto de cambiar y con ello se vuelve a presentar el mismo deseo de cada 6 años, un México mejor, con la esperanza puesta en el desarrollo de su nación, donde se viva tranquilo y la gente no desaparezca. Con el cambio de mando para la llegada de la primera mujer presidenta hay muchas ilusiones, pero también decepciones del gobierno aún en turno, hay muchas súplicas sin respuesta y una gran pendiente con los Estados que acrecentaron la inseguridad.
Después de 1447 mañaneras Andrés Manuel López Obrador puede salir seguro de que puso en la mira a los pobres, aunque los números nos hablen de una deuda pendiente con este sector, es cierto que en discurso hizo que hasta políticamente se pusiera la mira en quienes más ayuda necesitan, se habló de los más necesitados día con día, y al menos ante cadena nacional es evidente que México es cada vez más desigual y que necesitamos mirarnos entre todos si verdaderamente queremos avanzar.
Estas desigualdades mostraron múltiples realidades que constantemente ignoramos, se alzó la voz cada vez más fuerte para entender que nos sigue faltando gente, faltan los 43 de Ayotzinapa, más de 10,000 personas desaparecidas tan solo en 2024 y otro tanto igual en 2023. Queda pendiente esta deuda con madres buscadoras que desde 2010 han visto como se multiplican las cifras de personas desaparecidas. Esas madres y padres a quienes al inicio del sexenio se les juró una respuesta y claridad, porque este gobierno sería distinto.
Y sin duda la administración de Andrés Manuel fue distinta, priorizó en sus reformas a los pobres, otorgando programas sociales que buscaban un cambio, transformó la educación, aunque aún no sabemos si esta fue para bien, hizo frente a la pandemia con un gran número de muertes, pero poco se habla de lo mucho que se cuidó la economía de nuestro país, logrando que el impacto fuese menor de lo esperado por muchos analistas.
Para ser francos mucho de lo que vivimos sí fue culpa de gobiernos anteriores a AMLO, aunque tampoco se vivieron cambios profundos en los temas más delicados, fueron 6 años de una eterna campaña cuyo principal objetivo fue posicionar a la 4T y se logró, ahora le tocará a Claudia Sheinbaum dar continuidad a un legado que aún debe respuestas a los grupos sociales, ser compañera como bien dice Vivir Quintana, de todas las luchas que claman por un gobierno transparente, que de el frente por su gente y vele por los intereses sociales.
Historias como las de los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa que llevan dos gobiernos sin respuesta son el reflejo de muchas otras circunstancias sociales, la impunidad, la búsqueda constante de justicia, la necesidad de encontrar datos que les devuelvan la paz y es que podríamos hablar de muchos números que describen la historia de México, pero no se trata solo de estadísticas, sino de todas las historias detrás donde nos toparemos de frente a personas, que al igual que nosotros vivían con muchos deseos de un país mejor.
Andrés Manuel ha sabido hacer algo bien si cierra su sexenio con un 80% de aprobación popular y deja una gran medida para su sucesora como la candidata más votada en la historia de México, nos guste o no, la 4T ha hecho historia, de la sociedad unida depende que el siguiente capítulo marche mejor, de hacer valer la voz sin fanatismos y con más información, de pensar en intereses colectivos donde nos beneficiemos todos y pensar más en hacer vínculos en vez de perpetuar las separaciones que durante muchos años ya nos han dañado.
A partir del 2 de octubre comenzará una nueva era, en la que todos deseamos el éxito para nuestra nueva presidenta, que tenga empatía, certeza al gobernar y un rumbo propio que combata las problemáticas que aquejan a nuestra Nación.
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