En el camino de la paridad de género, la lucha es larga y los avances legislativos apenas cumplen 3 años. Fue en junio de 2019, como resultado de las luchas de mujeres y el compromiso de la primera legislatura paritaria de la historia de México, cuando se aprobaron reformas a la Constitución Política para incorporar la Paridad en Todo, lo que representó un logro sin precedentes para avanzar hacia una participación equilibrada de mujeres y hombres en los puestos de poder y de toma de decisiones en todas las esferas de la vida (política, económica y social).
Para ser específica, fue el 06 de junio de 2019 cuando se publicó en el Diario Oficial, el Decreto que modificó diversos artículos de la Constitución y que dio paso a la Paridad amplia y expresa. Así la entrada en vigor de la reforma a 10 artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos marcó un momento histórico que hoy a tres años poco se recordó en México.
Con dichas reformas se logró garantizar los derechos políticos de las mujeres, salvaguardando así que la mitad de los cargos de decisión sean para las mujeres en los tres poderes del Estado, en los tres órdenes de gobierno, en los organismos autónomos, en las candidaturas de los partidos políticos a cargos de elección popular, así como en la elección de representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena; además, se incorporó el lenguaje que visibiliza e incluye a las mujeres.
Evidentemente aún se requieren avances estructurales para que las mujeres tengan una participación paritaria real y efectiva, es decir, que no solo las mujeres sean el 50% de quienes toman las decisiones, sino que se elimine cualquier tipo de discriminación o violencia y es que, la paridad es un principio y una regla constitucional, con criterios horizontales que exigen asegurar la paridad en el registro de las candidaturas y verticales impulsando la postulación de candidaturas de los órganos de elección popular que es incorporado – en primer momento- en la Constitución mexicana.
La primera vez que fue implementada esta reglamentación fue en el Proceso Electoral de 2014-2015. La paridad es la igualdad sustantiva entre sexos; es una medida permanente que logra la inclusión de mujeres en los espacios de decisión pública. Pero el camino aún es largo, porque no se trata solo de cuotas, sino que las mujeres que lleguen al poder u obtengan postulaciones sean realmente autónomas e independientes.
Y sin duda más allá de las disipaciones legales, uno de los grandes pendientes en disminuir las estadísticas de casos de violencia política por razón género, la cual deriva en acciones u omisiones que resultan en impactos diferenciados o afectan desproporcionadamente a una o más mujeres en su participación en la vida política por el sencillo hecho de ser mujer. Circunstancia que está presente en la vida pública y política.
México ha dado grandes pasos, pero aún falta mucho para transitar y pasar de cuotas y cantidades a auténticas políticas públicas de igualdad y no violencia política. Las autoridades electorales, sobre todo -donde las mujeres están presentes- han entendido claramente cuando ha sido momento de sancionar a quienes intentan lastimar física o emocionalmente a las mujeres en el poder. Casos y ejemplos hay muchos.
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